7.26.2008

why so serious?


I'm a dog chasing cars. I wouldn't know what to do if I caught one.

Kill you? I don't want to kill you! What would I do without you? Go back to ripping off mob dealers? No, no, you... you complete me.

7.07.2008

a veces uno reflexiona. y se adelanta al tiempo

Otra vez parafraseando a Piazzola, las nochecitas de Quilmes tienen ese qué se yo. Será la gente, en su propia vorágine, o la confluencia de distintos destinos en un mismo lugar, que hacen explotar muchas cabezas. Pero nadie parece darse cuenta, todos siguen caminando en su propia excitación absolutamente exaltada, en su violencia transpirada por los poros, en tanto absurdo desbordando por las bocacalles. Las parejitas momentáneas desbordan amor en cada recoveco, los hombres vomitan palabras que rodean el mal gusto o el sentimentalismo grotesco. Confesiones de amor en cada esquina y la lluvia como testigo. Esa lluvia pesada o molesta que atenta contra las cabellos planchados y las caras pintadas. ¿Para qué tanto esplendor, tanto estandarte, tanta figura creada para sólo una noche? “Hay que ser uno mismo”. Cliché. Abajo del toldo, queriendo evitar lo verdaderamente inevitable, la garúa parece nieve. Y de golpe el milagro, después de cincuenta años (o andá a saber cuántos) vemos caer nieve en Buenos Aires. Pero sólo yo la veo caer. Para los demás sigue siendo esa molestia; mi mirada ya no es la misma. No importa en realidad que no sea nieve; mis ojos ven los pequeños copos que anticipan la gran nevada. Imaginar la ciudad cubierta de blanco... y ahí nomás el quiosco se devoró al peatón. “¡Hay que desenterrar a los poetas!”; nuestro mundo les ha dado el R.I.P., y que la muerte les sienta bien. Correr para llegar a ningún lado, gritar para que nadie en verdad escuche, caminar con pasos acompasados de palabras mojadas, llegar y terminar solo. Individualismo al cubo, solución incierta. No sabemos a dónde vamos, no queremos saberlo. Creemos buscar una salida a una situación que nos envuelve y nos ahoga, buscamos refugio en pastillas o en alguna palabra, pero el aire fresco no parece llegar. Y quizás esté ahí esperando en la hoja de un libro, en la escena de una película, en la mirada de alguien. Pero la lluvia...
Nada parece detener a esta juventud de la que soy parte. Enceguecidos por la felicidad que todos nos prometen, nos metonimizamos con la justicia y no vemos lo que pasa alrededor. Ciegos, muy ciegos, creemos que la felicidad se encuentra apresada, esperándonos, en cuatro paredes. Quizás lo esté, y quizás estemos yendo por el buen camino. Cada cual su dilema, cada loco con su tema. Que encuentres tu felicidad, y ojalá no sea tan efímera como suele serlo. Y si no, que te garúe finito.


(nota al pie. esto lo escribí ANTES de que nevara el año pasado. sí, ahora me dicen Horangel)